La Escuela de Género es una iniciativa de formación e
investigación feminista, que nace en la observación de la coyuntura nacional y
la agenda gubernamental en torno al género que, durante muchos años ha
subordinado a las mujeres, desencadenando y perpetuando cadenas de violencias
sistemáticas y estructurales de las relaciones de poder. Estas relaciones de
poder las podemos identificar en el recorrido histórico que pone en tela de
juicio las herencias del proceso de colonización; esto, por ejemplo, trae a
colación la idea del binarismo, colonialismo, racismo, machismo y demás. Esta
es la razón por la que la Escuela de Género se basa en unas ideologías
antirracistas, que no desentienden el contexto de las mujeres racializadas, que
como las mujeres blancas han tenido participación y aportes importantes para el
movimiento feminista.
Ahora bien, como decía antes, las relaciones de poder
se encuentran en las instituciones y están naturalizadas, promoviendo
comportamientos específicos que responden a estas herencias; en el colegio las
vemos en la enseñanza de comportamientos en sociedad, como el de usar un
uniforme binario que discrimina otras identidades, la formación que consiente
un sistema militarista y europeo. Y muchas otras variables que nos llevaron a
cuestionarnos la participación política de las mujeres más allá del género,
para pensarnos la “raza”, la sexualidad y la identidad como otras categorías
claves del empoderamiento que de esta forma ya no sólo hace parte de la teoría
sino de la práctica, puesto que la agenda del movimiento social, ha empezado a dejarse
ver en los espacios públicos manifestando descontento con todas estas
violencias y opresiones. Asimismo, las mujeres blanco mestizas y racializadas
hemos podido tomar una posición en el espacio político del país, como es el
caso de la primera concejal indígena en Colombia: Ati Quigua, de la que
hablaremos más adelante.
Entablar relaciones dialógicas entre todos y todas,
para la identificación de estas estructuras de poder, cobra una importancia muy
grande en el contexto estudiantil en el que estamos, pues en esta etapa se
tiende a ridiculizar una cantidad de conceptos que para muchas mujeres son muy
importantes, para aquellas que han alzado su voz para no volver a ser
silenciadas. De esta manera, y viéndolas como referentes de estudio,
impactaremos a una población de mujeres estudiantes que tendrán mayor
participación en varios espacios de aprendizaje y convivencia en el colegio.
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